domingo, 8 de marzo de 2015

La calma que también llega

Después de toda tempestad llega la calma.

Los marinos más osados ven sus navíos ahogados incapaces de resistir, pobres. En un intento de valentía cargaron sus cañones, disparando pólvora sin parar, hasta que amanecía, y así día tras día...

Sin embargo, los más cautos, esperan a la siguiente tormenta, deseosos volver a la mar, con esa calma que te da el recorrer el rumbo elegido. A veces esa calma se rompe por el grito sordo de las olas, y nos vemos deslumbrados por la tormenta, pero no es más que agua, que nos salpica y nos impide ver el norte.
Los osados la atraviesan y ven mas allá, su rosa les indica el camino y su corazón el rumbo, ellos despliegan sus velas, cuando los otros pobres miserables, siguen oliendo a pólvora quemada. Ellos pasaron la tormenta y ya no hay nada que los frene, no hay agua que los ciegue, ni viento que doblegue sus mentes...